Nieto de españoles, el ex militante trotskista de 70 años logró resucitar a la izquierda francesa a través de una alianza electoral dominada por su ala radical, que encabeza los resultados de primera vuelta de las elecciones legislativas. Su cultura y carisma como tribuno seducen a unos, mientras otros critican su imagen autoritaria, su admiración por Hugo Chávez o sus declaraciones contra la policía.
Por Alex Sinclair
París, 13 de junio (SinEmbargo).– Cuando Jean-Luc Mélenchon tomó la palabra el domingo por la noche, la emoción dificultaba su elocución. Acababa de lograr la hazaña de sacar del letargo a la dividida e insignificante constelación de partidos de izquierda, liderando los resultados de primera vuelta de las elecciones legislativas con su Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes).
Es difícil que el próximo domingo consiga su cometido de convertirse en primer ministro, pero ya habrá obtenido su objetivo de liderar la principal fuerza de oposición a Emmanuel Macron a través de un armado electoral en el que su partido La Francia Insumisa (LFI) dirige la coalición de corrientes de izquierda. El Partido Socialista, que abandonó en 2008 tras haber sido ministro del gobierno de Lionel Jospin, es ahora apenas una rueda más del carro que conduce.
«TENGO 12 MIL LIBROS»
Nacido en Tánger (Marruecos) en 1951, Jean-Luc Mélenchon es reconocido como un hombre culto y gran orador, capaz de cautivar a su auditorio con citas literarias de clásicos de la literatura, como cuando declama a Victor Hugo en la Asamblea Nacional. «Tengo 12 mil libros de todo tipo que empecé a acumular a los catorce años», se jacta cuando lo fotografían frente a su biblioteca.
Mélenchon posee una licenciatura en Filosofía, ha sido profesor de francés en colegios secundarios y ha trabajado sus dotes de comunicador como periodista en la prensa regional.
Su ingreso a la política fue durante el Mayo Francés a través de la militancia, primero como alumno de secundaria y luego en la universidad, integrando la Organización Comunista Internacional, de orientación trotskista. Con la llegada de François Mitterrand a la Presidencia, militó por un acercamiento con el Partido Comunista Francés y cuestionó el posterior giro socialdemócrata del PS. Tuvo que esperar a que Jospin fuera primer ministro para ocupar un cargo de primer plano, como ministro delegado a la Formación Profesional (2000-2002).
INSPIRACIÓN LATINOAMERICANA
En 2008, Mélenchon dio el portazo al Partido Socialista, cansado de “hacer concesiones a la derecha” y buscó nuevos modelos en el extranjero. Primero mirando hacia Alemania. Inspirado en Die Linke (La Izquierda), impulsó el Parti de Gauche (Partido de Izquierda), que obtuvo el 11.1 por ciento de votos en la presidencial de 2012. Pero es sobre todo del lado de América Latina y la experiencia bolivariana en la que encontrará inspiración. Admirador de Evo Morales y Hugo Chávez, continuó apoyando al régimen de Nicolás Maduro, cada vez más aislado en la escena internacional. En el mismo sentido, rindió un sentido homenaje a Fidel Castro cuando murió y sigue defendiendo el sistema cubano.
Ce n'est pas la France qui soutient les putschistes au #Venezuela. C'est seulement #Macron. Résistez ! Avec L'ONU nous disons : @NicolasMaduro est le président du Venezuela. Paix et liberté pour le Venezuela !
— Jean-Luc Mélenchon (@JLMelenchon) February 4, 2019
«No es Francia quien apoya a los golpistas en #Venezuela. Es sólo #Macron. ¡Resiste! Con la ONU decimos: @NicolasMaduro es el presidente de Venezuela. ¡Paz y libertad para Venezuela!», escribió en 2019.
Otras fuentes de inspiración para Mélenchon fueron el socialista estadounidense Bernie Sanders, a través de su directora en comunicación, Sophia Chikirou, quien siguió de cerca su campaña. «He aprendido mucho. Era un candidato atípico, era a la vez candidato en las primarias demócratas y al mismo tiempo fuera de los demócratas», explicó en declaraciones a Europe 1. La spin doctor trabajó luego en el aparato comunicacional de Podemos, de España. Sus actos públicos con hologramas, que le permiten hablar desde distintos escenarios en simultáneos, también renuevan el modo de comunicarse de Mélenchon, dándole un aura moderna.
En 2016, Mélenchon fundó La Francia Insumisa (LFI), que le dio en 2017 el cuarto lugar como candidato presidencial (19.58 por ciento), superando por mucho al Partido Socialista (6.36 por ciento).
Cinco años después, al frente de una nueva coalición que suma a Los Verdes, socialistas y comunistas, sumó el 22 por ciento de votos, quedando a las puertas de pasar al balotaje de la elección presidencial. Desde entonces, sueña con una “tercera vuelta”, es decir imponerse en las elecciones legislativas de ahora para forzar su entrada como primer ministro en una cohabitación con el presidente Macron.
DECLARACIONES EXPLOSIVAS
Mientas que sus simpatizantes destacan su capacidad para hablar con franqueza y carisma, en contraste con un PS anquilosado y aburguesado, sus detractores denuncian cierto autoritarismo y sus declaraciones explosivas. El episodio más famoso fue en 2018, cuando durante un allanamiento policial en la sede de su partido en París, gritó a las fuerzas de seguridad: «¡La República soy yo!».
Más recientemente, escribió en Twitter “La policía mata», luego de que fuerzas del orden disparan mortalmente hacia un automóvil que incumplió la orden de detenerse.
FUERA DE LA OTAN
Las declaraciones pasadas en favor del Presidente ruso Vladimir Putin sobre su política militar en Siria o calificar en su blog como “buena noticia” la invasión de Crimea en 2014 despiertan preocupación entre algunos franceses. La voluntad de Mélenchon de salir de la OTAN o desobedecer tratados de Unión Europea también llevan agua al molino de quienes estiman que se trata de una política de extrema izquierda nociva para Francia.
Otras críticas que enfrenta desde la derecha, pero también desde la izquierda, es que ha abandonado sus viejas posiciones laicistas y universalistas, para encarnar un movimiento identitario populista que hace concesiones a los reclamos religiosos islámicos. Mélenchon responde que su proyecto es el de la mezcla, “la creolización” de una Francia diversa”.
Hoy, “Méluche”, se dice confiando antes de la segunda vuelta del domingo. «Nuestras posibilidades de ganar son bastante altas», dijo. «Si la gente cree que podemos ganar, irá a votar por montones», confía.